Alien



Alien (1979) director Ridley Scott, escrito por Dan O'Bannon y Ronald Shusett. Actúan Sigourney Weaver, John Hurt y Tom Skerritt.


En el espacio nadie te escuchará gritar. Nos amenaza el slogan, y si tenemos el coraje de ver la película nos van a amenazar unos cuantos: un universo enorme y vacío, un planeta inhóspito, una empresa malvada, un robot maniático y, sobre todo, un Alien. En las secuelas es una especie de animal feroz, como una pantera gigante con una cabeza rara y sangre ácida. Acá no, acá es peor. Es un negro, alto y flaco, con una cabeza fálica llena de baba.

La gran motivación del monstruo es la reproducción, y es el proceso de reproducción más extraño y complejo que ha dado la ciencia ficción. Primero es un huevo gigante, lleno de tripas semovientes, de ahí sale una mano-araña, con una vagina dentata en la palma, eso mete una protuberancia (por la fuerza, claro) en la garganta de algún astronauta poco precavido y lo embaraza, ese feto crece rapidísimo y sale rompiendo el pecho del pobre tipo en forma de pene con patas (dentado también), luego crece hasta ser el negro con la cabeza oblonga que todos conocemos. Y todavía guarda una sorpresa más, en ese falo-cabeza hay otra protuberancia dentada. Es una mamushka de aparatos sexuales, uno dentro del otro.

En la película entera hay una alusión al sexo, al embarazo, a la maternidad, y a la violencia biológica que todo esto conlleva. El Nostromo, la nave, es maternal, nos lleva durante meses dormidos en su seno hasta el “espacio exterior”, sostiene a su nave de exploración con un cordón umbilical y su computadora se llama sutilmente “Mother”. La nave alienígina está viva (o estuvo), sus pasillos tienen costillas, y sus puertas parecen unas fauces, o en realidad, otras cavidades. La maquinaria del Nostromo es también oscura, húmeda y amenazante, como la criatura. El Alien y parte de los escenarios están inspirados en el arte de H. R. Giger. Todo es misterioso, perturbador y babosamente horrible allí afuera, y ahora que lo salimos a buscar tratará de meterse aquí adentro.

Ahí llegan estos astronautas, bien distintos de los de Star Trek, laburantes del transporte y la exploración espacial, quejándose de malas pagas y sujetos a la manipulación de la empresa que los contrata. Las actuaciones son buenas y alcanzan para que nos preocupemos por estos tipos que serán asechados por el Alien y por todos los clichés del cine de terror, que sospecho que allá por 1979 todavía sorprendían. Si bien los actores, lógicamente, sabían lo que iba a ocurrir en cada escena, no estaban del todo alertados de la naturaleza violenta de los efectos especiales con los que iban a interactuar así que los toman por sorpresa y podemos ver unas caras de susto y asco reales. Sigourney Weaver está perfecta y con justicia se transformó en la heroína icónica de la ciencia ficción.

Durante la grabación de Star Wars, Carrie Fisher, incómoda, le preguntó a Lucas si podía usar corpiño y George acuñó una frase para la historia de la ciencia ficción: "There's no underwear in space". Ridley Scott desconocía esa máxima y en el final de Alien nos da el fetiche supremo. Ripley, la camionera de las estrellas, se saca el uniforme y se queda en bombachita. El Alien está ahí pero ya no nos importa mucho. Está acurrucadito, ni se mueve. Es un espectador como nosotros. Esa escena es la frutilla del postre subliminal de Ridley, el chasquido que nos despierta de la hipnosis. El Nostromo nos traumó. Vimos que la maquinaria de la biología es horrible, que la naturaleza del sexo es bestial y ahora vemos que también a nosotros nos domina. Somos los Aliens calentándonos al otro lado de la pantalla con ese culito setentoso, minúsculo, casi varonil, y mal tapado. Si la escena hubiera sido desnuda nos dejaría la dignidad de la admiración de la belleza, pero Ridley astutamente nos quitó esa poesía y lo que dejó desnuda es nuestra naturaleza: Somos los monstruos fetichistas que miran películas de monstruos fetichistas.

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Pato Pitauga, @pato_pitaluga en Twitter

Comentarios

  1. EXCELENTE!!! AWESOME!!! I know that feel, bro... yo también me maté a pajas... quiero decir, yo también... eso q dijiste.

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  2. ¡Muy buena lectura! Debería volver a mirarla (No lo hago desde hace unos 15 años). Lo de Giger es fundamental en lo sexual. También agregaría que el Alien, representa ese lado oscuro que todos llevamos dentro, de ahí los conflictos, las peleas y disputas entre los personajes. De hecho,el que el monstruo salgo dentro de uno, tiene más de un sentido. Y no por nada, el título en castellano agrega «El octavo pasajero», dándole una presencia física a ese mal que habita en todos.

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  3. Agrego: Una de las mejores películas de terror. En realidad son muy pocas las buenas del género. Vale la pena.

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  4. "Es una mamushka de aparatos sexuales, uno dentro del otro." Fav!

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