Cannibal Holocaust
Cannibal Holocaust es una película cruel con las personas y los animales, es poco profesional, es shockeante y maltrata, sobre todo, al espectador. Me gustaría decir que es una mala película y recomendar que no la vean, pero no es el caso. Es una peli interesante: entretiene, asusta y hace pensar. Tuvo ideas de avanzada, como la simulación de un falso documental, la cámara en mano y un uso extensivo del flashback. Corríjame el lector mejor informado, pero creo que es el primer film de terror en usar el recurso del found footage, que reinventaron, años después, Blairwitch Project o Paranormal Activity.
El género mockumentary no explica qué cosas son reales y cuáles son ficcionadas. Eso sería como un mago mostrando el truco. Nuestro cerebro se rinde ante el esfuerzo de reconocer realidad de ficción y se deja influenciar (un poco) como si todo lo que está viendo hubiera ocurrido. Si Borat engaña a un par de norteamericanos tontos sin decirle que es un actor disfrazado ¡Entonces también raptó a Pamela Anderson de verdad! En Cannibal Holocaust aprovechan esa “suspensión de la incredulidad” de la manera más malvada: matan animales, para que luego las escenas de canibalismo nos resulten más realistas.
¿Dónde está el límite entre la realidad y la ficción? ¿Es tolerable ver realidad en el cine?. Disfrutamos cuando una escena muestra lágrimas, porque sabemos que el actor no está triste, no está sufriendo un drama sino interpretándolo. Sin embargo hay un método teatral llamado “memoria emotiva” donde el actor trata de traer a su mente una emoción de su propia vida para ponerse en situación, entonces vemos lágrimas que lloran abuelas muertas reales cada noche, cuando una actriz sufre un desamor en la novela. ¿No es eso también violencia? Si durante una escena de acción, por error, el actor recibe un golpe real ¿es una escena mal lograda o es perfecta? ¿es ético dejarla en el montaje final? ¿y si no fuera un error sino a propósito? ¿y si no se trata de un accidente físico sino de una cara de susto, de asco, o de desacuerdo del actor y no del personaje?
El cine actual está domesticado, y es bueno que sea así. No podemos tolerar la violencia real filmada, eso es snuff, es criminal, es innecesario y estúpido. Ver Cannibal Holocaust es un safari a tiempos y países donde el cine era salvaje. Épocas en las que los dobles de riesgo chocaban autos de verdad, y si algo salía mal (y salía mal) se rompían huesos de verdad (ver documental Not Quite Hollywood). En ese marco del cine de exploitation donde se buscaba cruzar todos los límites, romper tabúes y ofender a las mentes conservadoras (gastando poca plata en el intento), Cannibal Holocaust es la reina.
Cannibal Holocaust es una producción italiana, filmada en la selva amazónica. Ahí no llegaba la American Humane Association a revisar si las condiciones permitían poner la estampa de “No animals were harmed in the making of this film”. Y aunque hubiera llegado, al director Ruggero Deodato le hubiera importado un carajo. La película fue censurada en varios países y el propio director tuvo que explicar, en la corte, como se realizaron algunos efectos especiales para demostrar que ninguna persona murió realmente durante la filmación. Lo que no se puede probar es: si los nativos que colaboraron entendían su papel y estaban de acuerdo con los maltratos que iban a sufrir o si les pegaron flor de susto. Tampoco queda claro si los cuerpos y algunas de las heridas que se ven son efectos especiales. Se sabe que los actores principales tuvieron crisis y que no aprobaron la violencia de algunas escenas, en particular la matanza de animales. ¿Habrá sido tan brutal la filmación de la película o es parte del mito? ¿Los actores que vemos son indígenas o salieron de un casting y pertenecen al sindicato de extras?
Por suerte, Cannibal Holocaust, se trata de una parodia, una exageración de lo invasivo del hecho de documentar. Ningún documental real se filmó con esa violencia ¿o sí?. En 1957, la Disney produjo un programa llamado White Wilderness, que tal vez vimos presentado por Leonardo Greco. Allí se mostraba, entre otras rarezas de la naturaleza, la exótica costumbre de los lemmings. Se decía que estos simpáticos animalitos, en algunas estaciones, se suicidaban en masa para nivelar su nivel de población. El término lemming quedó asociado en la cultura popular como sinónimo de la criatura tan tonta (o desinteresada) que era capaz de inmolarse; de ahí tomó su nombre el ingenioso videojuego Lemmings de 1991. Lo cierto es que este documental es la única filmación de ese tierno autosacrificio. Ningún naturalista pudo observar ese hecho, y hoy se considera un mito. Se sospecha que la producción de White Wilderness compró una cantidad de lemmings a cazadores locales, los encerró al borde de un precipicio y, cuando las cámaras estuvieron listas, los asustaron a escopetazos hasta que los pobres bichitos se tiraron al agua.
La antropología actual tiene una mirada estructuralista y no etnocentrista. Ya no se espanta por lo crueles que puedan ser las costumbres en otras culturas. El cine también adoptó este paradigma pero de una manera más superficial. Tolera otras culturas pero no por respeto sino con ánimo condescendiente. Las edulcora y las muestra como mascotas que hacen trucos. Qué ternura, qué boludos y crédulos son estos indios, usemos sus estátuas de dioses ancestrales para adornar la escenografía que va a quedar re exótico. Los indios ya no se comen a nadie y los cowboys ya no los matan a tiros sin culpas. Los salvajes ahora son sabios, porque viven en armonía con la naturaleza y, sobre todo, porque no pretenden demasiado. El héroe, en un western actual, se crió con los indios, se fumó el peyote y los tiros se los pega al comerciante malo que quiere comprar su tierra. Los Na’vi son re naturales, buenazos y conectados con la Pachamama. Más humanos que los humanos aunque tengan la piel azul. Por eso mirando Avatar uno se siente bien y mirando Cannibal Holocaust no.
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Por Patricio Pitaluga Aka @Pato_pitaluga
El género mockumentary no explica qué cosas son reales y cuáles son ficcionadas. Eso sería como un mago mostrando el truco. Nuestro cerebro se rinde ante el esfuerzo de reconocer realidad de ficción y se deja influenciar (un poco) como si todo lo que está viendo hubiera ocurrido. Si Borat engaña a un par de norteamericanos tontos sin decirle que es un actor disfrazado ¡Entonces también raptó a Pamela Anderson de verdad! En Cannibal Holocaust aprovechan esa “suspensión de la incredulidad” de la manera más malvada: matan animales, para que luego las escenas de canibalismo nos resulten más realistas.
¿Dónde está el límite entre la realidad y la ficción? ¿Es tolerable ver realidad en el cine?. Disfrutamos cuando una escena muestra lágrimas, porque sabemos que el actor no está triste, no está sufriendo un drama sino interpretándolo. Sin embargo hay un método teatral llamado “memoria emotiva” donde el actor trata de traer a su mente una emoción de su propia vida para ponerse en situación, entonces vemos lágrimas que lloran abuelas muertas reales cada noche, cuando una actriz sufre un desamor en la novela. ¿No es eso también violencia? Si durante una escena de acción, por error, el actor recibe un golpe real ¿es una escena mal lograda o es perfecta? ¿es ético dejarla en el montaje final? ¿y si no fuera un error sino a propósito? ¿y si no se trata de un accidente físico sino de una cara de susto, de asco, o de desacuerdo del actor y no del personaje?
El cine actual está domesticado, y es bueno que sea así. No podemos tolerar la violencia real filmada, eso es snuff, es criminal, es innecesario y estúpido. Ver Cannibal Holocaust es un safari a tiempos y países donde el cine era salvaje. Épocas en las que los dobles de riesgo chocaban autos de verdad, y si algo salía mal (y salía mal) se rompían huesos de verdad (ver documental Not Quite Hollywood). En ese marco del cine de exploitation donde se buscaba cruzar todos los límites, romper tabúes y ofender a las mentes conservadoras (gastando poca plata en el intento), Cannibal Holocaust es la reina.
Cannibal Holocaust es una producción italiana, filmada en la selva amazónica. Ahí no llegaba la American Humane Association a revisar si las condiciones permitían poner la estampa de “No animals were harmed in the making of this film”. Y aunque hubiera llegado, al director Ruggero Deodato le hubiera importado un carajo. La película fue censurada en varios países y el propio director tuvo que explicar, en la corte, como se realizaron algunos efectos especiales para demostrar que ninguna persona murió realmente durante la filmación. Lo que no se puede probar es: si los nativos que colaboraron entendían su papel y estaban de acuerdo con los maltratos que iban a sufrir o si les pegaron flor de susto. Tampoco queda claro si los cuerpos y algunas de las heridas que se ven son efectos especiales. Se sabe que los actores principales tuvieron crisis y que no aprobaron la violencia de algunas escenas, en particular la matanza de animales. ¿Habrá sido tan brutal la filmación de la película o es parte del mito? ¿Los actores que vemos son indígenas o salieron de un casting y pertenecen al sindicato de extras?
Por suerte, Cannibal Holocaust, se trata de una parodia, una exageración de lo invasivo del hecho de documentar. Ningún documental real se filmó con esa violencia ¿o sí?. En 1957, la Disney produjo un programa llamado White Wilderness, que tal vez vimos presentado por Leonardo Greco. Allí se mostraba, entre otras rarezas de la naturaleza, la exótica costumbre de los lemmings. Se decía que estos simpáticos animalitos, en algunas estaciones, se suicidaban en masa para nivelar su nivel de población. El término lemming quedó asociado en la cultura popular como sinónimo de la criatura tan tonta (o desinteresada) que era capaz de inmolarse; de ahí tomó su nombre el ingenioso videojuego Lemmings de 1991. Lo cierto es que este documental es la única filmación de ese tierno autosacrificio. Ningún naturalista pudo observar ese hecho, y hoy se considera un mito. Se sospecha que la producción de White Wilderness compró una cantidad de lemmings a cazadores locales, los encerró al borde de un precipicio y, cuando las cámaras estuvieron listas, los asustaron a escopetazos hasta que los pobres bichitos se tiraron al agua.
La antropología actual tiene una mirada estructuralista y no etnocentrista. Ya no se espanta por lo crueles que puedan ser las costumbres en otras culturas. El cine también adoptó este paradigma pero de una manera más superficial. Tolera otras culturas pero no por respeto sino con ánimo condescendiente. Las edulcora y las muestra como mascotas que hacen trucos. Qué ternura, qué boludos y crédulos son estos indios, usemos sus estátuas de dioses ancestrales para adornar la escenografía que va a quedar re exótico. Los indios ya no se comen a nadie y los cowboys ya no los matan a tiros sin culpas. Los salvajes ahora son sabios, porque viven en armonía con la naturaleza y, sobre todo, porque no pretenden demasiado. El héroe, en un western actual, se crió con los indios, se fumó el peyote y los tiros se los pega al comerciante malo que quiere comprar su tierra. Los Na’vi son re naturales, buenazos y conectados con la Pachamama. Más humanos que los humanos aunque tengan la piel azul. Por eso mirando Avatar uno se siente bien y mirando Cannibal Holocaust no.
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Por Patricio Pitaluga Aka @Pato_pitaluga
Lejos de mí el querer defender a Disney, pero quién dice q no es así? La bbc? el animal planet? el q miente y el q desmiente... ambos son mentirosos, y la verdad, es irrelevante lo q digan, en este caso o en cualquier otro. Uno me muestra a las ratas saltando de un precipicio, el otro me muestra q vuela el cóndor y suena una quena... y tanto disney como los documentales "posta" me muestran q los leones son copados y las hienas unas hijas de puta q se roban cachorritos de león... PARA COMÉRSELOS!!!! Y la mamá leona muere de tristeza hasta q el león, en la época de apareamiento, se la recontracoge 20 veces x día, según la BBC. Además, la sola idea de gente llenando canastos con ratas para dps asustarlas y tirarlas x un acantilado... es como rara... "juntemos varios canastos llenos de estas ratas del orto, y asustémoslas, así filmamos cómo revientan contra el acantilado"... o sea... no sé... no entiendo... pero no quiero defender a Disney. HC me gustó en su momento, pero recuerdo con un dejo amargo q no da para ajusticiarse, razón x la q la vi. También recuerdo como nefasto al sonido. Básicamente, la crítica es más interesante q los documentales de disney y q esta pedorrada setentera.
ResponderEliminarProbablemente el mito de que los lemmings eran suicidas ya existía. Cuando los documentaristas llegaron al lugar se encontraron con que eso no sucedía o no era algo masivo y espectacular sino algo que ocurría accidentalmente entonces lo forzaron. No culpo a toda la Disney igual, como tampoco a Leonardo Greco, seguramente compraron la filmación sin saber en qué contexto se filmó. Igualmente eran otros tiempos con menos conciencia ecológica. Hoy por hoy animales se sacrifican todos los días, para alimento, para pieles y cueros; para experimentar remedios y hasta cosméticos. Quizá en el futuro el maltrato que le damos ahora a los animales también nos parezca brutal.
ResponderEliminarYo sí culpo a Leonardo Greco pq casi me pisa con el auto y no me quedó más remedio q recontraputearlo, y el muy cagón a su vez me devolvió las puteadas, siendo él el q estaba boludeando, pero no se bajó del auto para defender su postura en combate singular.Ah, yo era casi un niño. Mira de quién te burlaste, Leonardo Greco!!!
ResponderEliminaraaah! me acordé la ultima que "creyeron" que era snuff es "August Underground's Mordum" mala, pero bien hecha, para su epoca claro.
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